Claudio Morandini: La magnitud metafórica de las nieves y su olvido.
Por Rony Núñez Mesquida y Alberto Moreno.
1.- Preámbulo a la escalada por los desfiladeros de los Alpes
Viernes 27 de octubre de 2017, en la histórica Estación Mapocho, de Santiago de Chile, donde irrumpe como una ventisca de aire fresco, en la Sala Lily Garafulic, en el contexto de la 37ª Feria Internacional del Libro, la presentación de uno de los libros más originales que me ha tocado leer en el último tiempo. Nos referimos a la presentación del texto del escritor italiano Claudio Morandini Nieve, Perro, Pie (Edicola Ediciones 2017) a cargo del destacado escritor chileno Jorge Baradit y del editor Paolo Primavera.
De la sinceridad y crudeza de la presentación, que llama a la curiosidad del lector, nos trae a la memoria aquel poema del enorme Jack Kerouac titulado “Haikus”, que reza de la siguiente forma, cual Sutra a las cumbres olvidadas donde el personaje de Morandini habita:
“El centro de mi Mandala
-Luna llena
Sobre el agua
Leyendo el Sutra
Decidí
Enmendarme
Muy lejos de
La Generación Beat
En el bosque lluvioso
Llamé a Hanshan
En las montañas
-no hubo respuesta
En el sonido del silencio
es toda la instrucción
Que recibirás
Deja el lápiz lejos-
no más pensamientos,
no más guía
No existe Buda
Porque
No existo yo”.
La vida del impresionante personaje Adelmo Farandola, que por la sola gratuidad de su propio destino asumido, se abandona solitario, en un campamento perdido en las montañas más allá de todo contacto humano, y que lo lleva al límite del delirio y la cordura, bajo metros de nieve, en su refugio donde el silencio es su única compañía.
Pareciera, como escribe Kerouac, que renuncia a tener más pensamiento o guía que el estado de enajenación al que se somete, salvo cuando baja al pueblo más próximo por provisiones y donde el contacto humano, del cual pierde habitualidad le incomoda, hasta incluso el desprecio. Se extrae en este sentido, del vibrante y ágil estilo de Morandini con que se lee el texto rápidamente, este pasaje que lo ejemplifica: “Después de algunos minutos, sin embargo, incluso el sonido de la banda le da náuseas. Le parecen demasiadas personas, demasiado amontonadas, demasiado ruidosos, demasiado alegres. Entonces escupe al suelo, se gira y retoma el camino a casa diciéndose que esa banda suena realmente mal, que los habitantes del pueblo son todos estúpidos, que la música no sirve para nada”.
2.- Un café junto a Claudio Morandini: Una aproximación a su literatura y complejidad
De la virtual conversación con el autor que, generoso, responde a nuestras preguntas, se ve la proximidad humana y literaria de un escritor cuya sencillez destaca, distinción de todo gran artista que no necesita mayor aspaviento que el peso de su obra, que en el caso de Morandini no es la excepción. En este sentido y a modo de aproximación para comprender el sentido y alcance de la literatura y complejidad del autor, Morandini nos da pistas que no se borran en la nieve de la memoria, sino que perennes, quedan en la retina del lector frente a la magnitud de un texto de esta naturaleza.
1.- ¿Cuál fue la motivación principal de tu escritura?
“Para mi escribir es siempre un acto de puesta en común. Es un gesto de benevolencia: aquí está (le dijo al lector), tengo una historia por contar, la he ensamblado así y así, he intentado de contarla con gusto y mejor que he podido, con las justas palabras, sin tonos predicadores, evitando el énfasis, los clichés, yendo a curiosear donde solitamente non se mira porque non se piensa en eso o porque no es conveniente (en esta curiosidad obstinada está mi idea de realismo). Ve un poco tú (le digo siempre al lector) se encuentras algo de interesante, en esta extraña historia, sobre todo si en esa encuentras un sentido. Yo me ocupé de algo más/ otras cosas, de equilibrios internos, de dosificación de efectos, de decisiones lexicales, de conexiones, de voces. Si escribir es un dialogo a la distancia, es justo (y educado) que se esperes siempre una respuesta. Tal vez vivir en una pequeña ciudad rodeada de montañas me inspiró esta curiosidad para lo que está abajo, atrás, o más allá –una curiosidad que siempre tiene las tintas de la insatisfacción, de impaciencia por estas angostas dimensiones en la cual sigo viviendo. Es una condición periférica, también frustrante, sin embargo, favorable a la imaginación y a la escritura, diría yo”.
2.- ¿Cuál es la relación con el personaje principal y su metáfora?
“Una relación compleja: Adelmo Farandola, en algún sentido, ha tenido a distancia tanto a mi como a los lectores, y se mantuvo por la mayoría enigmático. He seguido preguntándome: ¿por qué actúa así? ¿por qué toma esas decisiones dramáticas, absurdas e irracionales? ¿Está en la búsqueda de algo o huye de algo? ¿Es un loco, un visionario, o comprendió la vida mejor que nosotros y toma las justas distancias? Aun no lo sé, y creo que sea justo así: entiendo y respecto su misterio, aún que quisiera conocerlo más en profundidad, hacer más para él. Y por esto a veces me reconocí en la figura del guardabosque, que lo busca, lo persigue, se preocupa para él, sin poderlo salvar. Adelmo Farandola terminó por cargarse de una magnitud metafórica que no era prevista. Me parece justo que sean los lectores puedan interceptar en él algo que va más allá de las intenciones del autor, cuya finalidad es la de contar una historia, no de hacerse exégeta de sí mismo”.
3.- ¿Qué se espera de la lectura de este texto?
Nieve, perro, pie, como las novelas anteriores, es hecho también de silencios, reticencias, agujeros, zonas opacas, neblinas, omisiones. Y por esto, me espero que los lectores se acomoden en esas partes implícitas y que las llenen (de reflexiones, preguntas, o respuestas, dudas, hipótesis, reconstrucciones) completando e iluminando la historia según su sensibilidad.
¿Del pasado de Adelmo Farandola no se conoce casi nada, solo reminiscencias confusas, desordenadas? Bien, allí al lector le toca ponerse a la obra. De todas maneras, tengo la sospecha que mi personaje no se dejará explicar tan fácilmente y mantendrá a los lectores a debida distancia, así como lo hizo conmigo. Lo bueno de todo esto es que Adelmo Farandola lo podemos ver en todas partes, atrincherado en un valle perdido de cualquier país del mundo. Descubrí en él un carácter universal que sigue conmoviéndome. No es una figura del boceto alpino”.
4.- ¿Cuáles son, más allá de este libro, los rasgos distintivos de tu obra?
“Me gustan las historias en las cuales son cultivadas la sorpresa, el estupor, la inquietud, ese estado del sentido que los franceses llaman “intranquillité”; historias en las cuales se vaga, se procede siempre un poco al azar, como los pensamientos en el duermevela, o los paseos de un sonámbulo, o in esos sueños donde de un momento a otro todo puede precipitar. Cuando escribo, soy el primero en probar este sentido se sorpresa y estupor, y espero que todo esto se transmita a los lectores. Pero no amo los golpes de efecto, detesto las escenas madres, y me obstino a escribir persiguiendo modelos literarios, no para imitar el estilo, la frenesí del cinema de hoy. No me asusta la lentitud, y no me molesta apelar a la paciencia de quien me lee. Más que la narración del evento, me interesa la narración de la espera de ese evento. Me gusta dejar cambiar el tono del trágico en el humorístico, o en el cómico.
También en Nieve, perro, pie no resistí a la tentación de insertar escenas de comedia en un contexto de todo otro género: el hecho que el perro de Adelmo empezó a hablar fue por un estado de la providencia. Me defiendo de las emociones más fáciles y banales a través de lo grotesco. No logro ser solemne y patético; si obtengo este efecto, garantizo que no dependió de mi voluntad”.
3.- Paolo Primavera y Editorial Edicola: Un puente entre Italia y Chile: El encomiable aporte de las editoriales independientes y su disputa con el olvido.
Paolo nos explica en Filsa cómo llega a Morandini y la difusión de su obra traducida al español. “La naturaleza de la editorial es construir un puente entre la cultura chilena e italiana través de la traducción desde 2013 en Chile y luego en Italia desde 2015”. En Italia es “un quiosco de cien años de antigüedad ubicado en la ciudad de Abruzzo, siendo el único quiosco-editorial de Italia”.
“Il Vizio di leggere” es un grupo de lectores que organiza un concurso eligiendo a una obra en particular. El efecto meta-literario, implica que quien gane, el grupo mismo asume el compromiso de ponerse de acuerdo para comprarlo masivamente, a fin de que destaque en su difusión. De esta forma el libro “Nieve, Perro, Pie” llega a los sentidos de los lectores, asumiendo en este caso, la tarea Edícola de traducirlo al español, comprando sus derechos para este lado del continente, tarea que se agradece, pues permite acercar a autores como el concurrente, que, de no ser así, sería de suma dificultad acceder a su obra.
Sobre cómo conoció (a Morandini) nos comenta: “Lo conocí en el último Salón de Turín. Como persona llama la atención su humildad, su porte y capacidad de gerencia de su silencio. Como escritor a parte de su estética, estructura y calidad, el silencio se refleja en la comprensión de sí mismo, y no sólo en descripciones de la naturaleza que lo sugieren.”
En este sentido, continúa: “Lo que me sugiere el autor es a importancia de saber cuál es la potencia de la memoria, de su personaje demente por el aislamiento, metáfora del apego a su territorio, al aura de la memoria que hay que saber preservar y saber cuál importante es, para poner orden en nuestras vidas, en nuestras relaciones desde el libre uso que concede el sentido común que debe estar presente en toda gran obra. En este sentido, un ermitaño que por opción acepta el costo de la locura como opción personal de libertad, es plenamente respetable por muy radical que esta decisión sea y que al final de sus días no le quede más que el desgarbado diálogo con un perro que sigue su sombra”.
4.- Epílogo mirando el ocaso
Retornando a casa, devorando la lectura imprescindible de esta joya de Claudio Morandini, al tiempo que nos sorprende el ocaso sobre el puerto de melancolías y milonga, y de nuevo un beat vuelve a la memoria: J.C Holmes, en su perturbador poema, al igual que el personaje de Morandini, nos señala el camino a la montaña, al mundo del ermitaño, a las entrañas:
Declaraciones en un Invierno Personal siguiendo a Rimbaud
“La perturbación se ha vuelto mi causa secreta.
Envejezco sin gracia, alcanzada una libertad fría.
Anarquía-una ciudad de ventanas ciegas.
Quiero estar en otra parte, ser un extraño en un bar.
Debería tener la astucia de abandonar mientras voy perdiendo.
Cualquier bendición que llegue, llegará demasiado tarde.
Cuando era joven, amaba demasiado el mundo.
Ahora mi espíritu es tan agrio como el vinagre .
La añoranza me ha gastado hasta volverme un hacha sin filo.
Esta tortura tiene su triunfo en una tos.
Trina, trina hasta que llegue la medianoche.
Pero mejor el silencio. Mejor silencio y nieve”
1965
(Rony Núñez Mesquida y Alberto Moreno, Le Monde Diplomatique).